viernes, 5 de febrero de 2021

La espiritualidad en unidad, la vida Eucarística.




Cada uno de nosotros, Bautizados y Confirmados que hemos hecho la Primera Comunión,  debemos vivir la fe en el tiempo bajo la vocación ermitaña eucarística, permaneciendo fieles a la fe del principio, dóciles al Espíritu Santo, expropiados de la propia voluntad, en alegría, pobreza y castidad. No hay lugar a los seglares y laicos sino a la transformación de estos en monjes ermitaños en Unidad con Cristo, Hijos de la Iglesia Santa fiel.

Las vocaciones religiosas se agostan, lo mismo ocurre con la sacerdotales y las del matrimonio. Muy pocas vocaciones hay, son  sal y levadura para este pequeño rebaño fiel, mientras esta pequeña grey  abraza esta vocación del Fin de los tiempos, la espiritualidad mística ermitaña donde todo nuestro día sea una Santa Misa, todo este Hoy esté en comunión con nuestro redentor. Nuestra Vida Eucarística. Jesús es el Camino.




Ave María

2 comentarios:

  1. Vaya, pues en esto estoy totalmente de acuerdo contigo, hermano. yo también siento esta llamada, que tan bien describes en este post. Es hermoso poder hacerlo como lo hicieron otros antaño.
    Ermitaña del todo no soy, pues vivo en familia, pero sí que cada vez más me siento llamada a la intimidad más honda posible con el Verbo encarnado que tan cercano se nos muestra a los que le buscamos con sincero corazón.
    Tenemos pecado, como todos, pero con su Gracia, poquito a poco, podemos ir avanzando. Nosotros y todo aquel que quiera seguirle y amarle y obedecerle con cariño y fidelidad.
    Somos pequeños y débiles, pero Él es nuestra Roca inamovible, Fortaleza invencible, Refugio constante, Agua que sacia toda sed, Alimento divino que nos transforma en su propio Cuerpo, hijos de su mismo Padre, sirvientes junto a los ángeles y santos del Cielo que nos esperan con los brazos abiertos.
    Que así sea.

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  2. ¡Bienvenida a este blog, amiga!

    Sí, es la segunda llamada dentro de la primera, que en tu caso es Matrimonial, sí; Él es nuestra Roca inamovible, Fortaleza invencible, Refugio constante, Agua que sacia toda sed, Alimento divino que nos transforma en su propio Cuerpo, hijos en Él de su Padre, sirvientes junto a los ángeles y santos del Cielo que interceden, impetran y luchan con nosotros en la militante y nos esperan con los brazos abiertos.

    Abrazos agradecidos.

    ¡Ave María!

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